¿Quién es Maite Zudaire?
Soy una mujer con muchas inquietudes personales y profesionales, incorformista y con continuas cuestiones a las que trato de buscar y buscar hasta encontrar respuesta. Me encanta estudiar, seguir formándome y compartir con los demás las experiencias y conocimientos. Así que voy encantada y agradecida a impartir el seminario de Histaminosis a Manacor.
Uno de mis ‘mantras’ en mi vida personal y profesional es: “donde hay un problema, hay una solución”. Y esto trato de repetirlo tanto en la educación familiar con mis peques, como a mi misma… Procuro mantener despierto y vivo mi espíritu crítico, mi curiosidad por descubrir nuevas experiencias, nuevas dianas terapéuticas, nuevas posibilidades de mejorar la salud física, mental, emocional y espiritual. Trato de buscar hasta encontrar… en la medida de mis conocimientos y capacidades.
En lo personal, vivo en pareja, tengo una niña y un niño preciosos, y una pareja admirable, y los cuatro nos reconocemos como una familia muy afortunada. Compartimos muchos gustos y aficiones, como vivir en la tranquilidad de un pueblo, rodeados de naturaleza, de aire fresco, de bonitos amaneceres… Cultivamos nuestra huerta, nos guiamos por los alimentos de la temporada… nos gusta comer de todo!! Cuidamos nuestro jardín y nos encanta compartir momentos de encuentro con amigos. Y siempre que podemos, viajamos a descubrir el mundo… El amor por la naturaleza, el agradecimiento al alimento de cada día, la elección de lo más natural, el cuidado de la salud, y el respeto a los demás tanto como a uno mismo, es en lo que trato de guiarme también cuando atiendo en consulta.
¿Por qué decidiste enfocar tu carrera profesional hacia el tema específico de la histaminosis alimentaria?
Soy dietista-nutricionista, titulada desde el año 95. Llegué a esta profesión desde la curiosidad científica y el reconocimiento a la alimentación de su poder de dar salud y de curar.
Mientras estudiaba la carrera, trabajaba de camarera y de ayudante de cocina en un bar. Esa doble visión, la teoría y la práctica, la visión científica y la acción humana, me define. La suma de ciencia y humanismo ofrece las soluciones que busco.
En mis primeros años en la consulta, allá desde el año 1999, atendía principalmente casos de sobrepeso y obesidad, que compaginaba con docencia y labores de redacción, investigación y divulgación científica.
Pero después de años pasando consulta, sentía cierto vacío en la atención a los pacientes. Veía que aun siendo el objetivo vital del paciente el perder peso, confluían muchos otros síntomas que, aunque mejoraban, no terminaban de resolverse en muchos casos (estreñimiento o episodios de diarrea o heces blandas; dolores de cabeza; dolor de articulaciones; inflamación abdominal… y un largo etcétera). Esto hizo que me centrara más en la investigación, y comprobé más adelante que estos síntomas tan dispersos y a la par tan específicos, se englobaban en el perfil clínico de la histaminosis.
Así, como creo en las estrellas y en el fluir de la vida…, la vida, allá por el 2010, me brindó la oportunidad de conocer personalmente al Dr. López Elorza, pionero en el diagnóstico y tratamiento de la histaminosis alimentaria no alérgica (síndrome HANA). Fue un punto de inflexión en el que encontré respuestas. A partir de entonces, mi trayectoria profesional, mi empeño y mi energía se centra en conocer más a fondo esta especialidad sanitaria que ayuda a los demás a recuperar su salud siguiendo una dieta terapéutica. Ademas, y muy importante, mi salud personal -siempre aquejada de estreñimiento, dolor de cervicales, fatiga que no se correspondía ni con mi edad ni con mi esfuerzo personal o profesional- dio un giro radical. Resolví mis problemas de salud crónicos al identifcarme como paciente de histaminosis alimentaria no alérgica. Y ya en 2012, tras dos años de investigación y formación continua en el ámbito de las intolerancias alimentarias, y específicamente, en la histaminosis no alérgica, y en la disbiosis…, abrí mi consulta especializada en histaminosis alimentaria no alérgica (síndrome HANA).
Así pues, comprendí y comprendo perfectamente a Solesky Melchizedek en su mensaje, “No es que el problema no tenga solución. Es que todavía no ves la respuesta”. Y esto trato de trasmitir a mis pacientes.
Abrí las puertas de mi consulta con emoción y con la convicción de que eran muchas las personas a las que podía ayudar a encontrar una respuesta a sus preguntas y una solución a sus problemas de alimentación y de salud. Siete años después, me siento feliz recorriendo este camino.
¿Cuáles son los patrones comunes que has observado en los pacientes de histaminosis, tanto a nivel físico como psico-emocional?
Sucede que la histaminosis es una enfermedad muy frecuente y multisistémica, y todavía no muy conocida entre muchos profesionales. Los síntomas de la histaminosis aparecen por el impacto de una molécula, la histamina, con los distintos receptores de las células de nuestro organismo. Los síntomas son dispersos porque los receptores de histamina están en todas las células, lo que explica la diversidad de síntomas, aunque todos tienen un nexo común: la descarga fuerte de histamina tras el consumo del alimento responsable.
Por tanto, en consulta explicamos al paciente la entidad patológica que puede estar detrás de sus síntomas, en muchos casos, tan variados. Algunos de los patrones sintomáticos comunes en pacientes aquejados de histaminosis son:
- Dolores de cabeza (jaquecas, migrañas, cefalea, vértigos, acúfenos, olvidos, torpeza mental-torpeza física…).
- Problemas en la piel (dermatitis, piel seca, psoriasis).
- Problemas digestivos, como el diagnóstico de colon irritable, o problemas crónicos como estreñimiento, diarrea, meteorismo, distension abdominal, acidez, RGE…).
Molestias osteo-articulares, y/o músculo-esqueléticas (fatiga crónica, fibromialgia, deshidratación intervertebral L5S1, calambres, contracturas, dolor de espalda, dolores articulares, tendinitis de repetición, roturas fibrilares…).
Es importante destacar que la persona puede venir aparentemente aquejada de un solo síntoma (el que más le preocupa), pero al hacer la anamnesis completa, se reconoce en el perfil clínico de la histaminosis; se reconoce en otros síntomas más a los que no daba más importancia, o al menos, no en el momento de la visita.
Decir que los pacientes que vienen a consulta tienen distintas motivaciones:
Pacientes que vienen de forma voluntaria porque sospechan que algún alimento les sienta mal, ya han comenzado a hacer sus pesquisas pero quieren una respuesta profesional.
Pacientes que han visitado distintas especialidades y a quienes no han sabido dar la respuesta a sus problemas.
Pacientes derivados de distintas especialidades médicas o sanitarias (fisioterapia, osteopatía, homeopatía, psicología…).
Cada vez hay más inquietud individual para seguir buscando cuando uno realmente no se encuentra bien de salud, por mucho que las analíticas y las pruebas médicas digan lo contrario.
Porque a la luz del conocimiento actual, sabemos que si la histaminosis alimentaria no se resuelve, con los años, puede degenerar en patologías crónicas como colon irritable, cefaleas, fatiga crónica, fibromialgia, roturas fibrilares recidivantes, abortos de repetición e infertilidad. Todos estos trastornos, entre otros, están asociados a este tipo de intolerancias alimentarias.
¿Cuáles son las claves de tu abordaje terapéutico?
El gran reto de la consulta de nutrición que dirijo es hacer y transmitir a cada persona que atiendo, un enfoque más integrador de la salud y la enfermedad.
Inicialmente es fundamental que la persona comprenda la entidad patológica que puede estar detrás de sus malestares; que entienda qué es la histaminosis; cómo se produce; cómo se puede identificar el problema; que comprenda el ritmo del abordaje dietético-terapéutico; que se reconozca en el momento de seguir una dieta de exclusión a los alimentos problemáticos durante meses… o incluso años; que comprenda que es fundamental la co-responsabilidad y la disciplina para resolver este problema de salud; y que son fundamentales los seguimientos con la nutricionista o con el especialista que le trate la histaminosis para comprobar la evolución, reconducir en caso de retrocesos inesperados y de evitar déficits nutricionales.
La atención y dedicación de tiempo al paciente y a explicar su problemática y la pauta dietética es fundamental para lograr una mejor respuesta.
No es cuestión solo de dejar de comer los alimentos que salen positivo en la analítica de sangre. El abordaje de la histaminosis es más complejo; puede ser necesario el apoyo psicológico pues como agravante de la histaminosis puede estar el estrés crónico, o problemas de ansiedad, depresión, etc.
Es necesario que la persona se haga una analítica de sangre y orina completa que nos informe de qué punto partimos en cuanto a estado nutricional y de funcionalidad orgánica.
Según cada caso, y en función de los resultados de la analítica o de la clínica del paciente, es fundamental hacer un estudio de Microecología Intestinal para comprobar qué grado de disbiosis afecta al paciente y a su funcionalidad digestiva, o a su proceso inflamatorio.
Porque nuestra salud y nuestra enfermedad, y la histaminosis alimentaria no alérgica también, se sustenta en planos indivisibles, e inherentes al ser humano: plano físico (qué comemos, bebemos, cómo respiramos, la actividad física que realizamos…), plano funcional (el funcionamiento de nuestros órganos y sistemas) y plano psico-emocional (nuestros pensamientos y cómo los expresamos en nuestras emociones). La importancia de atender a la persona de manera integral es la clave para resolver cualquier problema de salud.
¿Cómo es la respuesta de los pacientes a este abordaje?
Si la histaminosis es diagnosticada con precisión y rapidez y empezamos pronto a introducir cambios en nuestros hábitos alimenticios y de gestión del estrés o en la regeneración de mucosa y flora, la mejoría comienza a notarse en breve; desde los primeros días a las primeras semanas.
En la respuesta a la histaminosis, está comprobado clínicamente que la persona que hace los seguimientos aconsejados, tiene una mayor y mejor respuesta, una mayor y mejor evolución, y una más rápida resolución de su problema de intolerancias alimentarias.
Para facilitar la adherencia a la dieta, y para que la respuesta al cambio de paradigma alimentario y de vida sea eficaz, consciente y permanezca en el tiempo, desde la consulta planificamos la alimentación en distintos ejes: dieta de exclusión de alimentos liberadores de histamina (identificados tras analítica), elección de alimentos ricos en los nutrientes del sistema nervioso, al sistema digestivos, y en los casos específicos, será necesario el apoyo con nutrición ortomolecular.
El apoyo y la disponibilidad presencial, online o telefónica es fundamental. La persona se tiene que sentir bien acompañada en este proceso de cambio.
El cambio de vida que me trasmiten viven los pacientes; reconocerse en unos mejores y más saludables hábitos alimentarios; experienciar la resolución de sus problemas de salud, sin dolores articulares o digestivos o de cabeza; reconocerse con más vitalidad y energía, con buenas digestiones, con apetito… son mejorías palpables y constatadas en los distintos seguimientos.
Esta es la mejor respuesta que podemos obtener quienes atendemos a personas enfermas. Siete grandes años en los que he visto crecer a muchas personas y en los que he logrado sentir la satisfacción de haber contribuido a mejorar sus vidas.
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