Uno de los mayores contribuyentes al envejecimiento de la piel es la pérdida de colágeno, una proteína indispensable y una de las más abundantes del cuerpo. Hacia los 25 años de edad el colágeno del cuerpo empieza a disminuir de forma natural y determinados estilos de vida como fumar, la excesiva exposición solar, sueño de mala calidad y nutrición insuficiente contribuyen de forma negativa en la producción y la pérdida de esta preciada proteína.

Cuando los niveles de colágeno son altos la piel está lisa, hidratada, uniforme, suave y firme. El colágeno es indispensable para la renovación y reparación de la piel.

El colágeno es un aminoácido esencial, es decir, nuestro organismo no lo puede producir, por ello debemos adquirirlo de los alimentos.

Hay maneras de reducir la pérdida de colágeno e incluso de volver a elevar los índices del mismo en nuestro organismo. En la siguiente lista están las claves nutricionales para recuperar estos depósitos y lucir una piel hidratada y firme durante todo el año.

• Caldo de huesos: el caldo de huesos es una de las formas más efectivas de reponer los depósitos de colágeno. El colágeno se encuentra almacenado en los huesos de los animales, por esta razón el caldo de huesos es considerado un supralimento. Es importante usar huesos provenientes de carnes de buena calidad y ecológica, de animales criados en libertad.
• Ácidos grasos omega 3: los podemos encontrar en el salmón salvaje, boquerones, sardinas o caballa.
• Frutos rojos: mora azul, zarzamora, frambuesa, arándano aportan gran cantidad de antioxidantes, así que ayudan a mantener la piel sana frente al ataque de los radicales libres. También aumentan la producción de colágeno.
• Alimentos ricos en vitamina C: limas, limones y naranjas.
• Ajo: contiene azufre, componente necesario para la producción de colágeno.
• Vegetales de hoja verde: espinacas, kale, hojas de remolacha y acelgas.

Igual de importante que introducir estos alimentos específicos para la producción de colágeno es que nuestra alimentación sea sana, rica en vegetales, fruta, grasa de calidad y proteína.

Es importante también la buena evacuación para no cargar de tóxicos el organismo y favorecer un sueño de calidad.